La tuberculosis (TB) sigue siendo un importante problema de salud pública en la región de América Latina y el Caribe. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la región alberga 2 de los 20 países (Brasil y Perú) con más casos y defunciones por TB en el mundo.
En Guatemala, según el informe Epidemiológico del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en el año 2019 la incidencia fue de 3,568 con una tasa de 22 casos por cada 100,000 habitantes casos prevalentes TB/VIH aumentado a 409 casos el número con respecto al año 2018.
Los departamentos con más afectados por la tuberculosis en el país son: Escuintla, con la tasa más alta 93.7 casos por cada 100,000 habitantes, Suchitepéquez con 69 casos por cada 100 mil habitantes, San Marcos con 31.3 por cada 100,000 habitantes, Izabal con 27.8 por cada 100,000 habitantes, determinando que la región más afectada es el Sur – occidente del país. Es importante mencionar que los departamentos de San Marcos y Quetzaltenango el mayor número de casos se concretó en los municipios de la costa sur. Así como los más afectados por la tuberculosis según el informe 2019 son los hombres – sexo masculino
El número de cosos coinfectados TB/VIH aumento considerablemente a 409 que representa el 40% más comparados al año anterior como lo indica los programas de Tuberculosis y VIH/ SIDA estos casos se identificaron con 70 casos, Guatemala con 117 casos, San Marcos con 37 casos este comportamiento puede estar relacionado con la alta carga de tuberculosis sensible y multirresistente en estos departamentos.
Uno de los principales desafíos en la lucha contra la TB en la región es la alta prevalencia de la coinfección TB/VIH, con aproximadamente el 15% de los pacientes con TB que también viven con el VIH. Otros factores que contribuyen a la alta carga de TB en la región son las malas condiciones de vida, el acceso limitado a la atención médica y la financiación insuficiente para los programas de control de la TB.
Entre las condicionantes para el alto impacto de la TB en la región están la pobreza, la desnutrición y la falta de acceso a servicios de salud de calidad. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), al 2021, aproximadamente el 30% de la población en América Latina carece de acceso a servicios básicos de salud, lo que impide que las campañas de información y diagnóstico de la enfermedad lleguen a las comunidades más vulnerables.
Otro desafío en la lucha contra la TB en la región es la aparición de cepas de la enfermedad resistentes a los medicamentos. La poca adherencia al tratamiento genera resistencia a los fármacos, lo cual complica su tratamiento y genera mayores costos a la salud pública.
En América Latina cerca de 2 de cada 100 casos de TB se refieren, son resistentes a medicamentos de primera línea como la Rifampicina. Resalta el caso de Perú, donde 4 de cada 100 pacientes presentan resistencia o multi-rresistencia farmacológica (OPS).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2020 hubo un estimado de 28,000 muertes por tuberculosis (TB) en la región de América Latina y el Caribe en 2020, es decir, junto con el sida, una de las enfermedades infecciosas que provocan más muertes en América Latina.
De acuerdo con cálculos del Fondo Global para la Respuesta al sida, la tuberculosis y la malaria, se necesitan USD $13,000 millones anuales para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la tuberculosis, a fin de alcanzar el objetivo mundial acordado en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis de 2018. Recordemos que la erradicación de la TB forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Con todo ello, la financiación en los países de ingresos bajos y medianos, en los que se dan el 98% de los casos de tuberculosis notificados, es muy inferior a la necesaria. El gasto en 2020 ascendió a USD $5,300 millones, menos de la mitad (41%) del objetivo mundial.
A pesar de estos números, la tuberculosis es curable y enfermedad prevenible, pero sigue siendo un importante problema de salud pública en América Latina y requiere esfuerzos sostenidos para controlar y erradicar.
AHF, como organización mundial de salud pública, trabaja en 45 países junto con la sociedad civil, los cooperantes y las agencias gubernamentales hacia el último esfuerzo para poner fin a la TB a través de un plan de 10 puntos:
- Que se garantice un paquete de USD $5,000 millones en fondos globales para la prevención, epidemiología, pruebas, tratamiento, capacitación e investigación para conquistar la TB a nivel mundial con enfoque en los países con mayor incidencia.
- Acceso universal a los mejores medicamentos para la TB, incluidos aquellos que acortan el plazo del tratamiento.
- Que se reduzca drásticamente la cantidad de pacientes con TB no diagnosticados a través de programas de prueba de punto de atención a gran escala y rastreo de contactos.
- Intensifica la participación de las ONG en programas de planificación, divulgación y adherencia a nivel local, nacional y mundial.
- Integración de los servicios de TB con el VIH y los entornos de atención primaria.
- Capacitación universal en TB de todos los trabajadores de la salud en áreas de alta prevalencia y producción de materiales educativos de alta calidad.
- Implementación de políticas y procedimientos universales de control de infecciones de TB para proteger al personal y a los pacientes en entornos de atención médica.
- Lanzar programas de pruebas especializadas para abordar la presentación tardía de la TB para reducir muertes e infecciones innecesarias.
- Implementar terapia de prevención de TB a corto plazo para poblaciones vulnerables.
- Involucrar a los pacientes curados y activos como embajadores en campañas para mejorar la adherencia al tratamiento.